jueves, 10 de julio de 2008

Huye, hombre, huye

¿Olvidar que?, ¿Las vejaciones, los abusos, aquellos constantes cacheos tan denigrantes, las palizas y engrilletamientos, o los traslados dentro de las jaulas?; ¿o el abandono médico a miles de enfermos del SIDA y otras enfermedades, las celdas de castigo, la miseria del hombre destruyendo al hombre?; (...)

¿Olvidar que, señor director?, ¿Que era uno de esos seres despreciables que tan a menudo se dejaba morir en prisión, en nombre de una venganza oscura que clamaba en el corazón de los ciudadanos? ¿O es mejor decir verdugos?.

Jamás había ocultado mi repulsa por el sistema, especialmente por el penitenciario. Tampoco lo haría ahora. Estaba plenamente convencido de que había, pese a mis muchos defectos, más grandeza y amor en mi alma de bandido, la cual todos señalaban con dedos acusadores, que en la conjunción plena de todos los hombres que habían elaborado, colaborado y determinado mi encierro.

No participaría en la aprobación de aquel sistema a cambio de promesas relativas, aunque aquello me supiera el aislamiento de por vida."

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